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Tamajón se viste de toros en la segunda cita del X Certamen ‘Guadalajara Busca Torero’

Tamajón volvió a vestirse de fiesta para acoger la segunda cita del X Certamen “Guadalajara Busca Torero”. Cuatro jóvenes aspirantes pusieron verdad, valor y entrega ante novillos de Maria del  Carmen Camacho e Isabel Reyna Tartiere, en una tarde en la que, pese a las dificultades y las volteretas, no faltó la emoción.  El nombre propio fue el de Hugo Reinosa, de la Escuela de Alcázar de San Juan, que levantó a los tendidos al recibir a puerta gayola a “Trompetista” y brillar en banderillas con alegría y repertorio. Su entrega —pagada con varias volteretas— y la honestidad en la muleta le valieron cortar la única oreja de la tarde, con fuerte petición de la segunda. 

Tamajón. 15 de agosto de 2025.  Una vez más, Tamajón ha respondido como sabe a su cita veraniega con la tauromaquia, con hospitalidad, con calor humano y con respeto hacia quienes sueñan en convertirse en figuras del toreo. En la tarde de ayer, la villa serrana ha acogido una de las becerradas del X Certamen ‘Guadalajara Busca Torero’, que organiza la Escuela Superior de Tauromaquia (CITAR), un ciclo formativo y competitivo que transcurre por diez municipios de la provincia antes de llegar, el próximo 28 de septiembre, a la gran final en Brihuega.

Pedro Alonso, presidente y director pedagógico de CITAR, lo resumía al final del festejo.
«Tamajón nos trata espléndidamente. Lamentablemente, no hemos podido obtener el éxito en la lidia que ha habido en otras ediciones… ¿De quién ha sido la culpa? Pues de las circunstancias, de mil matices. No por la entrega de los toreros, que ha sido total. Ha habido volteretas, los novilleros han querido hacer las cosas bien… y tampoco por culpa de los animales, que han venido bien presentados», explicaba, destacando que se lidiaban reses de Mari Carmen Camacho y de Isabel Reyna Tartiere, con distintas condiciones.

Bajo la presidencia de Marcos Jurado, concejal del Ayuntamiento de Tamajón, abrió cartel José Antonio Bravo, de la Escuela Taurina de Coria, frente a “Codicioso”, un novillo que pronto aprendió y se colaba por dentro con peligro. Bravo se mostró voluntarioso, buscando el pitón izquierdo y sin perder nunca la serenidad. “Desde el principio he visto que el novillo no tenía las cosas claras… por el derecho venía muy bronco y con mucha rabia. Fallé con la espada y maté a la tercera. A seguir entrenando… me gusté con el capote y eso me anima”, confesaba el extremeño, que incluso salió al quite del cuarto, detalle que el público agradeció.

En segundo lugar, Bryan Osorio, de la Escuela de Galapagar, se las vio con “Esparraguero”, un novillo bravo y con transmisión, pero que exigía una técnica depurada. Osorio, vertical y con buen corte, dejó momentos de gusto pero también se le atragantó la espada. “Quiero ser torero porque lo he visto en casa, mi padre también lo fue. Me sentí muy a gusto… lástima la espada, que me causa problemas desde hace tiempo. Habrá que seguir corrigiéndolo”, declaraba con autocrítica.

El tercero, “Trompetista”, llevó emoción a los tendidos con Hugo Reinosa, de Ossa de Montiel (Albacete) que entrena en la Escuela de Alcázar de San Juan. Lo recibió a portagayola y protagonizó un vibrante tercio de banderillas. Su entrega le costó varias volteretas, pero arrancó una oreja con fuerte petición de la segunda. “La afición me viene desde niño, cuando jugaba con trapos en casa. Tengo como referente a Emilio de Justo y, en banderillas, a Manuel Escribano. Hoy me he sentido a gusto, hay mucho que mejorar, pero lo he dado todo. Las banderillas me han llegado”, comentaba el que, a la postre, fue considerado el triunfador de la tarde.

Fuera de concurso, Sergio Palma, del CITAR de Guadalajara, cerró el festejo con un enemigo de Reyna Tartiere, “Mil Amores” que no humillaba y hacía las cosas con brusquedad. Muy nuevo en estas lides —era apenas su segundo becerro—, dejó destellos pero mostró que aún queda camino por recorrer. “Quiero ser torero porque para mí representa muchas cosas… es un estilo de vida. Hoy el novillo fue complicado por ambas manos, mucho que aprender y mejorar, sobre todo a espadas, porque si no se mata no se puede llegar a figura. Me quedo con algún momento bueno, firme, pero hay que mejorar todo”, asumía con sinceridad.

Y aunque Pedro Alonso advertía que quizás el festejo no estuvo al nivel de éxito de ediciones anteriores, lo cierto es que en Tamajón se respiró emoción y verdad. La entrega de los novilleros, la tensión de las volteretas y el calor de un público que sabe valorar el esfuerzo hicieron que la plaza viviera una tarde de aprendizaje y sentimiento. Así se cierra la segunda de las clases prácticas del certamen, con la vista puesta ya en las próximas citas, el 30 de agosto y el 6 de septiembre, antes de entrar en la intensa vorágine del final del concurso.